¿DEBEN LAS IGLESIAS PARTICIPAR EN POLITICA?




La política prácticamente está calificada como un demonio en el seno de las Iglesias Cristianas, sin importa el tipo de doctrina que ellos profesan. Dígase, Testigos de Jehová, la iglesia de Jesucristo de los santos de los últimos días (Mormón), Adventistas, Protestantes y Católicos. Todas esas doctrinas, a pesar de sus divergencias, coinciden en que el pastor no debe participar en política de Estado; y menos la Iglesia misma.

Si tomáramos unos lentes microscópicos observaríamos que el único movimiento vivo con menos contaminación biológica que queda sobre la faz de la tierra, es la Iglesia. Sin la participación de las Iglesias en la vida doméstica, podríamos concluir que la humanidad no tiene esperanza sostenible.

Me parece que Dios el Padre está interesado en que las Iglesias como un solo cuerpo participen activamente en los procesos sistémicos de política de Estado y se constituya en la voz profética que denuncia los malos caminos de los gobernantes.

La primera verdad dentro de tantas verdades de la enseñanza bíblica sobre la participación de las Iglesias en política, es que Dios aconseja a todo hombre libre a buscar primero la voluntad del reino de Dios. (Mateo 6:33)

Esto se traduce en buenos hospitales, educación de calidad, trabajos dignos, pensiones adecuadas según los niveles de precios del tiempo en que les toca disfrutar dicha pensión, y otros beneficios directos y marginales. La equidad de Dios es una distribución seria de los bienes materiales que el mismo creo, y de los cuales se atribuye ser el dueño de la tierra, de lo que hay sobre ella y quienes las habitan. (Salmos 24)

De manera, que cuando un Gobierno de cualquier país busca la prosperidad y la justicia apoyada en los preceptos de Dios, el buen resultado será añadido y adelantado.

¿De qué manera un Gobierno puede hacer esas cosas? Teniendo en su equipo de colaboradores hombres verdaderamente cristianos, idóneos capaces de hacer brillar la luz de Cristo en el tren gubernamental..



Otra verdad es que los planes y propósitos de Dios marcan la pauta y nuestro destino, y Su voluntad es inviolable. El diseño de Dios el Padre será llevado a cabo, y se manifestará en cualquier momento. Es decir, cuando un país escoge la biblia y a ciudadanos cristianos del reino de Dios para montar un sistema de justicia, ningún Gobierno podrá dañar, empañar o frustrar el trabajo de Dios en la tierra. Ahí no habrán corruptos impunes, ni vacas sagradas, ni toros que puedan escabullirse al imperio de la Ley. (Daniel 4:34-35)

En américa latina de manera sutil la mayoría de los Gobiernos han hecho todo lo contrario… han dado las espaldas a Dios. Y en algunos destellos de luz, las Iglesias han participado en procura de defender el derecho fundamental del ser humano: alimentación, habitación y educación.
Tenemos un nuevo panorama para reflexionar: En América Latina recientemente nos enteramos del escándalo vulgar del caso Odebrecht. Hablar más de esto provocaría repugnancia en el estómago. Pero lo cierto son ¨políticos¨ los que están involucrados en esa tela de araña mafiosa.


Me surgen las siguientes preguntas:

1. ¿Tendrá la iglesia la capacidad operativa de seguir trabajando en medio del acelerado crecimiento de la pobreza y los pobres? Bienaventurados los pobres en espíritu porque de ellos es el reino de los cielos.

2. ¿La iglesia dará respuestas a las lágrimas del pobre? Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.

3. ¿De seguir el derrotero que lleva el mundo, donde va a parar la estabilidad material del cristiano? Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.

4. ¿Podemos dejar que los malos políticos sigan afianzándose en la estructura del Estado? Bienaventurados los que tienen hambres y sed de justicias porque ellos serán saciados.

5. ¿Es la política un demonio o algunos malos políticos están endemoniados? Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

6. ¿Deben las Iglesias participar en política? Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.


¡Que el Señor nos ayude!

No hay comentarios. :

Publicar un comentario