EL ADEFESIO DE LOS SIMPSON




El programa de los Simpson en uno de sus episodios controversiales y fatalistas trataron el tema de la pobreza y los pobres, y de una manera sátira el señor Homero Simpson hizo la siguiente pregunta retórica: ¿Quién quiere ayudar a los pobres? ¡Nadie!

La biblia dice en el libro de Mateo 24:12 ¨Por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.¨ La pobreza es una pandemia que afecta de gravedad al ser humano sin importar etnias, religiones o culturas; y su afectación es violenta. Ha malogrado a más del 20% de la población mundial.

Ha dejado un grupo considerable sin trabajo y sin seguridad social, abandonados en medio de sus miserias.

Ya lo ven, tenemos pobres en todos los países que conforman el planeta tierra. La pobreza la llevaron un grupo de conquistadores, piratas, bucaneros y bárbaros al sur de África, al sur de Asia, al sur de Europa y al sur de América.

Considerando, la pobreza es una realidad que bebe de afectarnos a todos. Es un problema humano que debe ser resulto por los humanos. Pero nosotros caminamos en vía contraria a esa realidad. Dándoles las espaldas a los que menos tienen; y sin darnos cuenta, que nuestra indiferencia al problema de los pobres es la primera pobreza. A veces, vemos en la forma un vestigio de caridad en manos de políticos.

Pero en el fondo ellos crean miseria para luego ir donde esos nuevos pobres a darles un poco de pan a cambio de un voto político. ¡Miserables!

Lo extraño de todo esto es que nunca se supo, ni se sabrá jamás quién o quienes generaron la pobreza. Quizás fuiste tú, o fue el dolo, a lo mejor fue causada por el fraude público, o mejor dicho por la corrupción, quizás fui yo, por haber nacido en Afganistán, o en Haití, en Kenia, o en el Congo... por haber nacido aquí.

No se supo qué factor generó esta pobreza. Proverbios 29:2

Atendiendo, a la concepción general que se cree de pobreza como el estado económico en que se encuentra un individuo, grupo o nación, la pobreza es la carencia de lo necesario en que, un individuo se le imposibilita a satisfacer dichas necesidades básicas por falta de recursos económicos, recursos materiales y recursos tecnológicos como son los casos de alimentación, higiene, vestido, alojamiento, salud, enceres básicos, comunicación y otros servicios requeridos en estos tiempos de modernidad.

El estado de pobreza es más amplio de lo que nosotros pensamos. Esto tiene que ver con el cuerpo, el alma y el espíritu. Abarca mucho más que el espectro social que comúnmente conocemos.

Pobreza quiere decir carencia de los recursos socio económico. Esto implica, en algunos casos tener para comer y no tener los medios disponibles para trasladarse de un lugar a otro por limitaciones propias de las personas que no pueden adquirir un vehículo de transporte (sin endeudarse), o porque el Estado no les proporciona los medios de traslado, o en su defecto los medios existentes no garantizan seguridad física al pasajero en el traslado por las condiciones inexplorables que presentan los autobuses.

Ciertamente tenemos en el mundo pobres al extremo en condiciones dramáticas y perentorias, hasta el colmo de alimentar sus cuerpos con insumos de basureros. La basura es el lugar de abastecimiento propio de los indigentes, niños sin hogar y adultos mayores de edad avanzadas sin familia ¨pudientes¨ que los hace llegar a la mendicidad, desnutrición, insalubridad y mortandad.

Y nosotros como miembros del cuerpo de Cristo, ¿qué estamos haciendo?

Quiero hacer un llamado a tu conciencia. Tenemos una tasa altísima de pobreza y de pobres a nuestro alrededor, y muchas veces no sabemos nada de ellos. Tampoco, lo conocemos. No sabemos quiénes son. No sabemos que hacen para vivir. No sabemos que comen para morir. Y ellos están ahí, ¡todos! frente a nosotros, en nuestras propias narices. ¡Rascándose!

Mi intención es llamar tu atención, a reflexionar en los clavos del Jesús, y con su evangelio mitigar el dolor de la pobreza. Los pobres no son los culpables de la pobreza. Recordemos que la maldición de la pobreza fue librada por Jesús nuestro Salvador con la corona de espinas puesta en su cabeza antes de ser colgado en el madero (Mateo 27:29); y la prosperidad de su resurrección son las aristas de amor que podamos demostrar con nuestro ejemplo de caridad y piedad hacia nuestros hermanos necesitados de nuestra Jerusalén y Samaria. (Mateo 25:34-36)

Debemos de compartir la pasión de Cristo, haciéndolo mejor. Saber que nuestro mensaje resucita cada día al Señor. El libro de las evidencias, es decir, los Hechos de los apóstoles dice en el 4:35-36: No había, pues, ningún necesitado entre ellos, porque todos los que poseían tierras o casas las vendían, traían el precio de lo vendido, y lo depositaban a los pies de los apóstoles, y se distribuía a cada uno según su necesidad.

¡Y no nos cansemos de hacer el bien, pues a su tiempo, si no desmayamos, segaremos! (Gálatas 6:9).

Debemos de compartir nuestro pan con los que tienen hambre, y comer con ellos. Debemos de llenar las jaras de nuestras aguas a aquellos que tienen sed, y beber con ellos. Debemos de ser hospitalarios con los extranjeros, y recibirlos en casa con empatía. Debemos de vestir al que no tiene camisa. Dar medicina al enfermo. Debemos compartir nuestra libertad con los que están presos...Y con el evangelio práctico le ganaremos la batalla a la pobreza.

Entonces el Rey dirá a los de su derecha: ``Vengan, benditos de mi Padre, hereden el reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo. (Mateo 25:34-36) frase versículo añadido.




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