La inseguridad de la ciudad va más allá de lo que pudo percatarse Rudy Giuliani.


Ante una oportunidad como esta, de tener en pais al Alcalde de más prestigio de los Estados Unidos. Reconocido por su lucha contra la delincuencia y de los grupos de pandillas. Estableció «la ley y el orden» en la ciudad de New York en los años 1994 al 2001. Hoy su estratosférica gestión municipal lo hace ser un referente internacional con la valía y competencia requerida para ser emulada por los alcaldes y los ediles dominicanos que se encuentren en ánimo de erradicar los tentáculos de delincuencias que existe en la ciudad o demarcación política que de una forma u otra hace mucho daño al estado físico y emocional de los municipes.

De ser así, el problema de la inseguridad ciudadana quedaría resuelto por lo menos en dos años. Naturalmente con la voluntad ¡todo es posible! Si la ciudadanía en sentido general, el gobierno central y los ayuntamientos se involucran en el proceso de profilaxis y reordenamiento comunitario se podría enfrentar los grupos subterfugios que promueven el desorden y el caos.

Sabemos que el desafío de resolver el problema de "seguridad" no es una tarea tan fácil como si fuera una práctica en el deporte de esgrima.

En este país, la delincuencia organizada según los rastros que deja su operación se desarrolla por lo menos en 6 principales barrios de las 6 ciudades más importantes de las 32 provincias que compone el territorio nacional. De manera, que con tan solo entrar al populoso barrio de Cristo Rey no es suficiente para que el veterano Alcalde de New York tenga un diagnóstico aproximado sobre los verdaderos males de seguridad de los cuales mantienen en una encerrona a la ciudad y los ciudadanos de la república incluyendo la zona fronteriza.
Por lo que sugiero que, para una próxima visita del emblemático exalcalde de la ciudad del mundo, Rundolph Giuliani el recorrido sea más extenso (que la ruta llegue a Palacio) a raíz de la complejidad del problema. Por defecto se hace imprescindible tomar muestras cartográficas en los polígonos o cuadras o instituciones que tienen asentamientos en los diferentes barrios, y por demás, articula y opera el brazo invisible de las mil maneras de delinquir, y otros puntos de vistas que sólo se aprecian desde la oficina palaciega.

En consecuencias las experiencias, las consultas y los aportes de Giuliani no debe desperdiciarse ni limitarse a un único grupo partidista ni mucho menos a un candidato en especial. Tampoco, debería de limitar el ratio de su radio de acción o eje de trabajo de seguridad a un solo tema de exposición; sino más bien, debería ser transversal, plural y abierto (a todas las fuerzas vivas de la nación) hasta lograr que la República Dominicana sea declarada: ¡país seguro!

Desde su perspectiva el exalcalde profirió las siguientes palabras: “Esas rejas tras las que ustedes viven en sus casas y en sus negocios como si fueran prisioneros, es una clara señal de que la seguridad ciudadana no está siendo administrada adecuadamente”.

Por supuesto quizá el problema no es solo mantenerse detrás de las rejas y vivir como simples prisioneros de ciudad. Ahí radica la importancia de que haga otra viaje a la Republica Dominicana y camine tierra adentro para que vea los diferentes ángulos en que se manifiesta la inseguridad de este pueblo. Inseguridad que posiblemente sea más espantosa que la media ponderada de la región del Caribe y América Latina, además desde mi campo de acción, creo que el extinto presidente Dr. Joaquín Balaguer diría que ese tema es espinoso… «Por lo tanto, no lo trataría para no lidiar con las espinas»

Para una muestra citaré algunas interrogantes que flotan por nuestras mentes de posibles casos de inseguridad que raya la cordura, la normalidad y la ética. Además por su puesto, se coloca en una posición extrema, por ejemplo:
Uno, se podría decir que estamos en un país inseguro cuando en una ciudad civilizada se le permita a forajidos profanar las tumbas en los camposantos (lugar que supone ¨descansan los restos mortales de algún ser querido¨) y para colmo no hay un régimen firme de consecuencias ¿qué se puede esperar? Dos, cómo se puede tildar este delito cuando en una iglesia se meten a robarse la campana, el santo en su cripta, el agua bendita, la ofrenda y el paño sacro de la Verónica; y para que todo siga en secreto nadie dice nada. ¿qué se puede esperar? Tres, qué tipo de crimen es cuándo en un hospital público las parturientas corren el riesgo de perder a sus crías porque por arte de magia se desaparece la criatura y no vuelve a parecer ¨ni en los centros espiritistas¨ (solo se oye un rumor de ¨la mala lengua¨ qué raptaron al bebe para vender sus órganos). Cuatro, quiénes son los responsables […] cuando del trasporte urbano aparecen facinerosos que se hacen pasar por choferes… te sacan el dinero de los bolsillos o de tu cartera, aun tú dándote cuenta de que te están robando no puedes hacer nada, ni siquiera delatarlo a la policía. Cinco, qué pasa con aquellos accidentados en la carretera que antes de auxiliados le sustraen todas sus pertenencias. Seis, y, todo lo demás… en la ciudad la ratería está a la orden del día… el código penal lo tipifica como delito menor lo manda nuevamente a su casa a seguir delinquiendo hasta que sea mayor. Con los fraudes de tarjetas clonadas nadie puede; menos con las estaciones de combustibles; hasta en la pollera te manipulan el peso y la onza la ponen en tu contra… en los colmados… la venta de medicamentos falsificados. Siete, por último y no menos importante cómo se toma el hecho despeluznante cuándo en la cuidad dos malhechores menores de edad tienen la capacidad de desarmar a un coronel de su arma de reglamento y quitarndole la vida lo dejan tirado en el pavimento, y con ellos lo más que podría suceder es que la Policía lo atrape y la Justicia lo condene a 30 años con posibilidad de salir al cumplimiento de la mitad de la pena.

[...] no tenemos más nada que decir a respecto solo quedarnos boquiabiertos y manos arriba.

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