La guerra de mentira

La mañana del 30 de abril el mundo despertó con la noticia de que el diputado Juan Guaidó liberó al sr. Leopoldo López (esto quiérase o no, produjo sobresaltos, temblores y el desencadenamiento de una cadena de intrigas y mentiras en ambos grupos: los chavistas y de la resistencia).

Acto seguido, Guaidó, hizo público por su cuenta de tweets lo siguiente: ¨Hemos conversado con nuestro aliados de la comunidad internacional y tenemos su respaldo firme a este proceso irreversible de cambio. La Operación Libertad comenzó, y vamos a resistir hasta lograr una Venezuela libre¨.

Lo extraño a todo esto es que, él (Guaidó) […] pasadas las horas meridianas todavía no ha publicado al pueblo venezolano ni a los aliados estadounidenses ni al centenar de países que confirmaron a Juan Guaidó como el presidente encargo de Venezuela, de que la Operación Libertad fracasó. Por ninguna parte aparece la réplica de Guaidó; ni pública ni oficial se habla de los pormenores ni a groso modo del fracasado intento de desplazamiento a la ¨fuerza¨ cívico militar de Nicolás Maduro del Palacio de Miraflores de Venezuela la mañana del 30 del abril.

Quién sabe con suficiente objetividad ¿Por qué fracasó la misión Operación Libertad? ¿Cuáles fueron las causas esenciales que hizo precipitar ¨el golpe de estado¨ apoyado por los Estados Unidos en contra de Nicolás Maduro y el régimen chavista? ¿Cuál fue la necesidad de liberar a Leopoldo López antes de tener el control total de la base militar Las Carolas? ¿Por qué el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela a sabiendas de que ¨el golpe de estado¨ había fracasado, de todas formas, le comunicó al pueblo de que mañana primero de mayo sería el último día de Nicolás Maduro como presidente del país andino?

En el espacio venezolano se expande una gran nebulosa de confusión y desesperanza [de ambos lados]. Pocas personas conocen lo que está pasando en realidad dentro de los cuarteles, en el Palacio de Miraflores o en los grupos de oposición «proguaidó»; porque el conflicto cívico militar se ha vuelto una «guerra de mentira»

Para poner en contexto: el Secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo dijo: "Nicolás Maduro tenían un avión en la pista. El cual se dirigía a La Habana (...). Estaba listo para partir la mañana del primero de mayo, (y) según sabemos. Los rusos le ordenaron que debía quedarse.

Sin embargo el sucesor de Chávez desmintió todo lo dicho por el poderoso funcionario norteamericano; y dijo: "Señor Pompeo por favor… hasta dónde llega la falta de seriedad. Decir que Maduro tenía un avión prendido para irse para Cuba y los rusos le bajaron del avión y le prohibieron salir (…) ¨

Mientras tanto por otro lado los rusos negaron su intervención en la crisis política que llegó al extremo el martes 30 de abril del 2019:“El Ejército ruso, por supuesto, no participa en estos sucesos porque se trata de personal de mantenimiento que llegó aquí (Venezuela) en virtud de contratos de cooperación técnico militar firmados anteriormente, para proporcionar mantenimiento, reparación de equipos y capacitación del personal”; a si se expresó la Embajada rusa.

En eso ¿quién dice la verdad? No se sabe aún. Estamos en medio de «la guerra de mentira»
Si analizamos con detenimiento lo expresado en uno o más enunciados anteriores; más lo que transmitieron los noticieros sobre los hechos acaecidos a partir de la mañana del 30 de abril, encontraríamos un denominador común: ¨la geopolítica se complica cada día proporcionalmente con la fuerza que la impulsa o promueve las superpotencias¨.

En tal caso, todo este entramado de dificultades ¿solo puede ser desenredado o desmenuzado entre los incólumes policías y dueños del mundo: Donald Trump y Vladimir Putin?

De ser así entonces, ¿cuándo será que ellos dos se reunirán para ponerse de acuerdo sobre el tema en cuestión?

Por supuesto que esta podría ser una de las tantas maneras que tenemos de concluir: «Si de los conflictos internos que surgen entre los países (soberanos), la solución dependería definitivamente de las decisiones de la ¨intervención –o injerencia- de las potencias¨ extranjeras¨. A la sazón, el problema Venezuela estaría resuelto en bandeja de plata siempre y cuando esas mismas potencias mundiales se pongan de acuerdo en los conflictos que le compete y en la forma de repartirse el ¨problema entre sí; (la sensatez sugiere: abandonar la mentira y revelar ciertamente el interés que hay detrás del apoyo en cada país –amigo-)»


Matías Reynoso Vizcaíno
Analista político


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